viernes, 25 de febrero de 2011


En una tarde de verano el mar se reflejó en sus ojos y el sonido de sus olas amansó su alma. Recordó las constantes caídas que sufrió en la vida, y la manera que se levantó de muchas de ellas.

¿Donde entra en este mundo un corazón que vea poesía en el aire, que aprecie el fondo sobre la forma, que vea mas allá de lo que el ojo a simple vista aprecia?

Descubrió que el hombre debe tener la sensibilidad necesaria para su tiempo y entorno, porque si no viviría como un enfermo. Y fue de esa manera que el sentimiento se fue perdiendo, porque donde hay más sensibilidad el martirio es más fuerte.

¿Qué nos pasa cuando crecemos?, los sueño que teníamos se esfuman en el aire. Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la falta de amor corroe al corazón.

Se inspiró para llegar a ser lo mejor de mí mismo, entendió el valor de un te amo, y que las palabras al ser usadas en demasía pierden su valor.

lunes, 7 de febrero de 2011

Me enamoré del amor y empecé a escribir.
Tuve en la playa al anochecer un refugio para tantas emociones,
Pero un día desperté sin inspiración y me dio todo igual.

Olvide visitar a la mar, mientras dejaba empolvar mis libros.
Y empecé a idealizar a la mujer de mis sueños.

No siento el mismo amor al arte, ni fluyen las palabras al escribir.
Se me fue la inspiración, y ella ni por curiosidad se asoma.

Hoy visitaré al sol en su caída y volveré a escuchar las olas,
Abriré mis libros y repasaré cada una de sus hojas.
Como la inspiración ya ni se asoma, iré por ella esta vez.

Y dejaré de pensar en ti, mujer soñada.
Porque es cuando menos te imagine, que aparecerás.

Un placer realmente haberles escrito.
Y os dejo este comentario hacia ustedes, en vez de ustedes a mí.