martes, 3 de abril de 2012

...crecí entre libros meditando frente al mar...


Aprendió a no temer al conflicto.
Que enfrentar amenazas y nuestros miedos
nos mantiene humildes, con los pies sobre la tierra.

Entendió a la mar, la cual en su superficie puede estar agitada
pero en lo profundo mantiene la calma de siempre.

Y el sonido de las olas mantuvo su alma serena,
preparandose para la batalla del día siguiente.

Más provecho tiene perder ante un contendiente digno
que la victoria sobre el alma debil.

Somos como soldados que marchamos hacia un futuro,
recogemos piezas del pasado para entender nuestro presente.
Y se detuvo en el presente para preparar su futuro.

Finalmente comprendió que en ocasiones
se obtiene más provecho al no encontrar lo que buscamos.