lunes, 21 de diciembre de 2009


"Tu eres mi millón de dólares nena
Mi hermosa sexy dama...
Oh, que noche para bailar
Que noche para enamorar"

Barry White - What a Night for Dancing


Salió un poco más tarde de lo que acostumbraba salir, apurado va a casa a hacerle el amor a su mujer. Cómo la admiraba, despues de todo ella es su mayor tesoro.

Es cuando dos personas se unen por voluntad, amor y pasión, lo que importa. No un amor jurado en una iglesia, ni garantizado por documentos.

El destino les dio a ambos infancias difíciles, de manera que la paz llega después de la guerra, no fue hasta después de arduo trabajo y esfuerzo que llegaron a ser quienes son.

Al abrir la puerta él la tomó y bailaron. La beso con la misma pasión de la primera vez. No habló, las palabras no son necesarias para el amante que sabe leer el lenguaje del cuerpo.

Sin pasión no hay fuego, sin este no hay calor y es el calor necesario para la vida. Podemos vivir sin muchas cosas, pero que sería de nosotros sin la pasión, sin la locura.

El hombre que se quitaba la máscara para escribir, pudo al fin despojarse de esta... Le costo una vida encontrarla, ahora le tomará el resto de su vida tenerla.

2 comentarios:

lisebe dijo...

Bonita canción escogiste D. Giobatta para semejante relato tan dulce y lleno de amor..
¡Que así sea!
El amor no necesita de papeles ni contratos, ni de palabras a veces con una mirada es suficiente para saber todo lo que quieres saber de tu otro yo de tu otra parte, preciosa forma de aceptarse y de darse.

Besos mi querido D. Giobatta

PD.- Me alegro de que te fueras a darle un beso a tu mama, sabes yo aunque la tengo es como si no estuviera yá perdió el recuerdo tiene Alzheimer, así que haces bien en poder estar y decirle lo mucho que la quieres... tu que aún puedes y sabe quien eres. Mi mama se fue en poco más de un año pero en vida que es peor.

Besos de nuevo
Muackkkkkkkkkkkkkkkkkk

Unknown dijo...

Hola Dulce Lisebe, lamento lo ocurrido... La muerte no es la que nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente. [François Mauriac]"